Una signatura topográfica es un sistema de notaciones, generalmente compuesto por una combinación de letras y números, creado para localizar un documento específico en una biblioteca. Su finalidad es organizar la colocación y recuperación de los documentos en una colección, ya sea un solo folleto en una carpetilla o un grueso tomo de diferentes obras encuadernadas como un volumen facticio.

El término inglés “pressmark” es el que mejor describe la práctica de identificar la ubicación fija de un libro en la biblioteca: la estantería específica (o press), balda y posición en la que un libro puede ser localizado; por ejemplo, “Biblioteca”, “Armario”, “Tabla”, “Número”, en uno de nuestros ejemplos.

Desde el siglo XIX, la mayor parte de las signaturas han consistido en un sistema de notación creado según los estándares de los esquemas de clasificación por materias. El Sistema Decimal Dewey y el Sistema de Clasificación de la Library of Congress son dos de los más conocidos. En ellos, los libros se clasifican por materias, de manera que en nuestro campo de estudio, las obras de teatro del Siglo de Oro español se agruparían bajo un número general amplio, después se subdividirían por los dramaturgos individuales y, dentro de la obra del autor, por título y edición. Un ejemplar de una suelta o un volumen facticio con varias sueltas pueden tener una signatura. En el segundo caso, el usuario tendrá que buscar dentro del volumen hasta encontrar la comedia de su interés.

Aparte de los dos sistemas más utilizados en los Estados Unidos, el creado por Melvil Dewey en 1876 y el implementado por la Library of Congress en la primera década de 1900, existen numerosos sistemas de signaturas utilizados en bibliotecas. La segunda línea de nuestro registro bibliográfico es la institución que custodia el fondo, bajo la cual figura la signatura que esa institución ha asignado en concreto a la suelta. El Boston Athenaeum, la Boston Public Library, la Folger Shakespeare Library y la New York Public Library se encuentran entre aquellas que utilizan las signaturas más inusuales. Algunas bibliotecas conservan sus sueltas en cajas de archivo y el número de la carpeta dentro de la caja numerada es suficiente información para localizar los ejemplares.